Existen muchas tazas comunes en el mercado, pero si la taza posee algo personal, ya se una foto, una frase que te identifique, automáticamente te pertenece y le pertenece a la persona que se lo estás obsequiando.
Los clientes buscan productos con los que puedan sentirse identificados o que despierten algún tipo de interés emocional en ellos. Y para ello, los objetos personalizados funcionan a las mil maravillas.
Vende lo que emociona esa es la clave; ese es el mejor secreto de las principales agencias de marketing y departamentos de publicidad de las grandes empresas.